Hospital Universitario La Zarzuela Madrid

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Mujer y deporte. La salud como meta

Capítulo 8. Alimentación durante la lactancia

Capítulo 8. Alimentación durante la lactancia

 

Autores:

  • Dra. Laura Guerrero Casanova. Médico Especialista en Endocrinología y Nutrición. Campus Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
  • Patricia Arroyo Ruiz. Nutricionista Campus Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.

 

La alimentación de la mujer lactante no debe ser muy distinta, salvo en algunos puntos que trataremos en este capítulo, a la alimentación que debe llevar una mujer no lactante. Debe ajustarse fundamentalmente a patrones saludables de alimentación. Dicha alimentación saludable se basa en lo siguiente:

  • Fomentar el consumo de verduras, hortalizas y frutas variadas. Mínimo 5 raciones diarias.
  • Incluir legumbres (lentejas, alubias, garbanzos, etc.) en nuestros menús y cocinarlas preferiblemente con verduras variadas, evitando procesados cárnicos como embutidos.
  • Fomentar el consumo de cereales integrales (pan, pasta, arroz, avena, centeno, etc).
  • Comer frutos secos (avellanas, almendras, nueces, etc) crudos o tostados, evitando aquellos que son fritos, salados, dulces...
  • Moderar el consumo de azúcares (presente en casi la totalidad de los productos ultraprocesados) y bollería.
  • Moderar la ingesta de carnes rojas y sobre todo de embutidos.

Durante la lactancia ciertas necesidades de energía, proteínas y nutrientes pueden verse aumentadas, pero por lo general, si se siguen las pautas de alimentación saludable no tiene por qué haber problemas ni en la madre ni en el bebé amamantado.

Peso: las pérdidas de peso en la lactancia son variables. Existen estudios contradictorios en cuanto al beneficio de la lactancia materna sobre los cambios de
peso postparto.

La pérdida gradual de peso se produce normalmente durante los primeros 6 meses postparto. El factor más importante para la pérdida de peso tras el parto viene determinado por el aumento de peso durante el embarazo. Otros factores que pueden influir en la pérdida de peso tras embarazo son; el peso previo a la gestación, la edad, el tabaquismo, el ejercicio, la vuelta al trabajo tras la baja maternal...

La masa corporal magra no tiene porque verse afectada por la lactancia. En mujeres bien nutridas la masa corporal magra, a pesar de que se produzca una pérdida de peso, se mantiene sin problemas ya que durante el proceso de lactancia la degradación de proteínas se reduce más que la síntesis.

Vitaminas: las necesidades dietéticas de la mayoría de las vitaminas se ven aumentadas durante la lactancia.

  • Para las mujeres que siguen una dieta saludable y equilibrada bastará con aumentar la ingesta general de alimentos.
  • Una dieta crónicamente deficiente puede agotar las reservas de algunas vitaminas.
  • En algunas dietas restrictivas pueden ser necesarios los suplementos dietéticos.

Lo más prudente será llevar una dieta saludable y equilibrada, de esta forma se mantendrán las reservas vitamínicas maternas.

Minerales: durante la lactancia se produce una pérdida de mineralización ósea, sin embargo tras el destete y la reanudación de la menstruación se produce una remineralización compensatoria por lo que la lactancia no afectará negativamente a la densidad mineral ósea.

Es más, diversos estudios epidemiológicos en mujeres postmenopausicas sugieren un efecto protector de la lactancia materna sobre el riesgo de osteoporosis y fracturas.

Las variaciones leves o moderadas en la dieta materna y el ejercicio aeróbico generalmente no afectan a la producción de leche.

  • Restricciones leves o moderadas en el consumo de energía (1500 kcal/día) por parte de la madre parece no tener un efecto negativo en cuanto al volumen de leche que se produce.
  • Restricciones severas de energía (menos de 1500 kcal/ día) si pueden afectar a la producción de leche materna.

De cualquier forma y en lo que se refiere a llevar a cabo una dieta de adelgazamiento tras el parto conviene individualizar cada caso.

Una mujer sana con la lactancia completamente establecida, produce aproximadamente 750-800 ml de leche al día, pudiendo superar los 2000 ml diarios en mujeres con gemelos o trillizos. El volumen suele ser menor los primeros días tras el parto y va aumentando gradualmente según se va instaurando completamente la lactancia.

La producción de leche viene determinada fundamentalmente por la demanda infantil y no por la capacidad materna de lactancia.

Los bebes sanos alimentados a demanda tienden a estimular la producción de leche incrementando el volumen de ésta, logrando un buen crecimiento. La adicción de sustitutos de la leche o alimentos sólidos reduce la demanda infantil de leche materna y por lo tanto reduce la producción. Es normal que los volúmenes de leche a partir del 6 mes sean menores según se va introduciendo la alimentación complementaria.

Otros factores que pueden disminuir el volumen de la leche son; el tabaquismo, el estrés, la ansiedad, la fatiga y la enfermedad.

Que la lactancia requiere energía y nutrientes adicionales en la dieta es cierto, pero la calidad de la leche suele ser suficiente para el crecimiento adecuado del bebé incluso cuando el suministro dietético de energía y nutrientes de la madre es limitado.

Una dieta crónicamente deficiente puede agotar las reservas maternas y afectar a la composición y calidad de la leche. Lo cual no ocurre en mujeres que llevan una alimentación saludable y equilibrada.

  • El contenido proteico de la dieta materna NO afecta a la calidad de las proteínas de la leche.
  • La proporción de grasa en la dieta materna apenas tiene efectos sobre la cantidad de ácidos grasos de la leche humana. Lo que sí hay que tener en cuenta es el tipo de grasa que se consume, la cual debería ser saludable. Por esto se recomienda que las mujeres lactantes tomen de 200 a 300 mg de Omega-3 y esto puede conseguirse con un consumo de una o dos raciones de pescado a la semana.
  • Vitaminas liposolubles: el contenido de vitamina D en la leche materna es bajo por lo que el lactante debe ser suplementado. La concentración de vitamina K en la leche varía con la ingesta dietética de la madre pero generalmente es bajo, de manera rutinaria se administra vitamina K al lactante tras el nacimiento. El contenido de vitamina A en la leche también varía según la dieta materna. La deficiencia de vitamina A en lactantes sanos no suele darse en países con recursos.
  • El contenido de vitaminas hidrosolubles en la leche materna se reduce si hay deficiencia en la madre, pero responden bien a la suplementación y al aumento
  • de la ingesta por parte de la madre. En caso de mujeres veganas la suplementación con vitamina B12 es imprescindible.
  • El contenido de la mayoría de los minerales son independientes de la dieta materna. Calcio, fósforo, magnesio, hierro, cobre y zinc no se ven influenciados por la dieta materna, en cambio las concentraciones de yodo y selenio sí se verán influenciadas por lo que habrá que asegurar el consumo.

*En el caso de mujeres que hayan sido sometidas a cirugía bariátrica deben continuar durante la lactancia con sus suplementos de vitaminas y minerales y deben ser controladas para detectar posibles deficiencias de nutrientes, como la deficiencia de vitamina B12.

Los requerimientos nutricionales para muchos componentes durante la lactancia aumentan.
• Aumentan las necesidades de energía, proteínas, vitaminas A, E, B6, B12, Folato, Niacina, B1 y B2 y minerales yodo, selenio y zinc.
• Las necesidades para las vitaminas D y K y los minerales calcio, fluoruro, magnesio y fósforo se mantienen iguales. La necesidad de hierro durante la lactancia es menor.

Para las mujeres que siguen un patrón de alimentación saludable el aumento de los requerimientos de nutrientes puede ser satisfecho simplemente por el aumento general en la ingesta de alimentos. Es decir, no hay necesidad de cuantificar caloría a caloría ni nutriente a nutriente, bastará con seguir las pautas básicas de alimentación saludable.

En cuanto a la ENERGIA: aumentan las necesidades.
• Primeros 6 meses de lactancia: la necesidad energética total pasa de 2130 a 2730 kcal/día aproximadamente.
• De 6 meses en adelante: la necesidad energética total pasa de 2200 a 2800 kcal/ día aproximadamente.

En cualquier caso, el aumento de las necesidades energéticas dependen de la edad, talla, peso y nivel de actividad de la madre por lo que conviene individualizar cada caso.

En cuanto a las PROTEÍNAS: aumentan las necesidades. Las recomendaciones diarias serán durante la lactancia de 71 gr/ día, 25 gr más que el requisito para las mujeres no lactantes.

En cuanto a las VITAMINAS:

  • Liposolubles:
    • Las necesidades de vitaminas A y E aumentan durante la lactancia. Tras 6 meses de lactancia la recomendación vuelve a ser como en mujeres no lactantes.
    • Las necesidades de vitaminas D y K no aumentan durante la lactancia, pero la leche materna no aporta suficientes vitaminas D y K por lo que los lactantes deben ser suplementados.
  • Hidrosolubles: las necesidades de vitaminas del grupo B y vitamina C se ven aumentadas durante la lactancia.

 En cuanto a los MINERALES:

  • • Calcio: las necesidades de calcio durante la lactancia no se incrementan, debido a que la pérdida de masa ósea inducida por la lactancia no se evita por el aumento de la ingesta de calcio y además dicha masa ósea se recupera tras el destete.

Las recomendaciones de calcio en la lactancia son de 1000mg. diarios en mujeres a partir de los 19 años y 1300mg. en adolescentes. En ambos casos
las necesidades son las mismas que en mujeres no lactantes.

  • Fósforo y Magnesio: las recomendaciones dietéticas son las mismas que para las mujeres no lactantes.
  • Hierro: durante la lactancia y debido a la amenorrea durante ese periodo se reduce la pérdida de hierro por lo que las necesidades de este mineral son ligeramente inferiores durante la lactancia. La suplementación con hierro solo será necesaria si hay una anemia ferropénica diagnosticada.
  • Zinc, Yodo y Selenio: las necesidades de estos minerales son moderadamente más altas durante la lactancia para poder compensar su secreción en la leche materna.
Consumo de pescado: el consumo de pescado proporciona ácidos grasos omega-3 que podría ser beneficioso para el desarrollo del cerebro del bebé. Pero el consumo de pescado por otro lado podría suponer un riesgo para el sistema nervioso del lactante debido a que casi todos los pescados y mariscos contienen algo de mercurio.

Lo prudente será consumir dos o tres raciones de pescado rico en ácidos grasos omega-3 y bajo en mercurio, como el camarón, atún ligero enlatado, el salmón, el abadejo, el bacalao y el bagre. Y evitar el tiburón, pez espada, atún rojo y lucio, por su alto contenido en mercurio. También es aconsejable limitar el consumo de carne oscura de los crustáceos (gambas, cangrejos, etc.), localizada en la cabeza para reducir la exposición al cadmio.

Consumo de alcohol: un pequeño porcentaje del alcohol que se consume se transfiere a la leche materna. La cantidad de alcohol considerada como “segura” durante la lactancia es controvertida por lo que el consumo de cualquier cantidad de alcohol estará contraindicada.

Consumo de cafeína: la mayoría de las mujeres que amamantan pueden beber una cantidad moderada de cafeína sin efectos negativos en el bebé. Se recomienda no superar las dos o tres tazas de una bebida con cafeína al día (300 mg/día). Algunos bebés son sensibles a la cafeína y pueden volverse irri o tienen dificultad para dormir, este caso sí parece prudente evitar en su totalidad las bebidas con cafeína.

Uso de fitoterapia: aunque los riesgos para el bebe durante la lactancia suelen ser menores en este sentido, lo más adecuado será evitar en su totalidad el consumo de plantas/hierbas durante este periodo.

Alergia alimentaria en el bebé: en este caso y siempre que la alergia esté bien diagnosticada, la madre no debe ingerir los alimentos a los que el niño es
alérgico. No es recomendable evitar alimentos con algo poder alergénico (leche, huevo, pescado o frutos secos) en niños con riesgo de alergia alimentaria (caso de niños con hermanos alérgicos) si ésta no está diagnosticada.

Dieta vegetariana o vegana: la academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos concluye que el hecho de seguir una dieta vegetariana o vegana es perfectamente compatible con un buen estado de salud en cualquier etapa del ciclo vital (esto incluye la lactancia) siempre y cuando esté bien planteada. Sería conveniente individualizar cada caso y suplementar con vitamina B12.

  • No existen alimentos que alteren el sabor de la leche hasta el punto de afectar a cuánta toma el niño.
  • No existen alimentos/ bebidas/hierbas que aumenten la producción de leche.

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