La preeclampsia en el embarazo es un tipo de complicación hipertensiva que afecta a un limitado número de embarazos, por debajo del 10%, pero que aún así es muy preocupante debido a los graves problemas de salud que puede ocasionar si no se trata a tiempo.
Lo normal es que aparezca a partir de la semana 20 de embarazo, aunque en algunos casos puede aparecer otro tipo de hipertensión antes, o aparecer más tarde o incluso durante el parto y puerperio . Esto hace que acudir al Hospital La Zarzuela de Madrid a cada cita de seguimiento del embarazo resulte especialmente importante para no poner en riesgo la vida de la madre ni tampoco la del bebé.
La principal causa de preeclampsia en el embarazo tiene que ver con un estrechamiento en los vasos sanguíneos que se forman en la placenta , la cual proporciona tanto nutrientes como oxígeno al bebé.
No se sabe a ciencia cierta cuáles son las causas que provocan el surgimiento de la preeclampsia, por lo que prevenirla es complicado. Sin embargo, sí que se han identificado algunos factores de riesgo de sufrir este tipo de complicación durante la gestación de un bebé:
El principal problema de la preeclampsia es que sus síntomas no son fácilmente detec por parte de la madre. De hecho, es posible incluso que se desarrolle de forma asintomática.
En cada visita el médico toma la presión sanguínea y, si es necesario, se realiza una prueba de orina para demostrar si hay proteínas.
Los síntomas de preeclampsia que justifican una visita al médico con el objetivo de confirmar o descartar su existencia son:
Hasta ahora hemos mencionado que la preeclampsia es un riesgo del embarazo que puede afectar de forma negativa tanto a la madre como al feto, hasta incluso llegar a costarles la vida.
Sin embargo, ¿cuáles son los peligros a los que ambos pueden tener que enfrentarse?
La mayoría de los casos de preeclampsia responden a formas leves que no suelen tener consecuencias importantes durante el embarazo y la mayoría de las mujeres dan a luz a bebés sanos. Para evitar su evolución a formas más severas es fundamental el diagnóstico temprano (realizar las visitas de control gestacional programadas) y el tratamiento..
Al tratarse de un problema de los vasos sanguíneos de la placenta, el tratamiento para la preeclampsia se reduce a dos opciones: provocar el parto para que la placenta sea expulsada y comience la recuperación de la madre o intentar controlar sus síntomas hasta que llegue el momento más apropiado para el parto.
Estas medidas incluyen fármacos para hacer que la presión sanguínea disminuya y mantener un seguimiento continuo de la paciente y del bebé.
En caso de tener preeclampsia, se debe seguir una dieta normal, sin restringir la cantidad de sal recomendada.
En algunos casos, como los de preeclampsia severa, puede ser necesaria la hospitalización y si existe el riesgo de convulsiones puede ser necesaria la administración de medicación sedante para prevenirlas (sulfato de magnesio).
En caso de ser necesario adelantar el parto no tiene porqué ser mediante cesárea. No obstante, un parto por cesárea es más probable en las formas más graves y tempranas. Si la situación no es tan grave, el médico puede usar un medicamento para provocar el parto y puede dar a luz de forma normal vía vaginal.
Una vez alcanzadas las 37 semanas de gestación, el bebé está lo suficientemente desarrollado para poder salir al mundo con altas garantías de supervivencia, pero en caso de no haber alcanzado dicha fase, serán muchas las variables a valorar.
Situado en el Edificio Camino La Zarzuela 15, seguirá el modelo de fisioterapia integral que desarrolla Sanitas
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