Se llama botón mamario al pequeño nódulo palpable bajo uno o ambos pezones que constituye una de las primeras señales del inicio de la pubertad. Tener una pequeña inflamación y endurecimiento debajo de los pezones, es el primer signo del inicio de la pubertad, y se corresponde con el estadio 2 de Tunner. Este hecho se produce a raíz de los cambios hormonales que se dan en el organismo y que estimulan el crecimiento del tejido glandular mamario, marcando el comienzo de su desarrollo.
La aparición de este fenómeno es más habitual en las niñas, pero también puede observarse en niños, y no debe ser un síntoma de alarma por sí mismo, ya que forma parte del desarrollo puberal normal. El proceso está regulado por hormonas como el estrógeno en el botón mamario en niñas, que promueve el crecimiento de este tipo de tejido, y en menor medida por hormonas como la testosterona en los niños.
Aunque la aparición de un vuelto en el pecho de un menor puede constituir un signo de alarma para cualquier padre, en realidad el botón mamario es un indicador de desarrollo que entra dentro de la normalidad, por lo que no suele requerir intervención médica salvo en casos en los que aparezca acompañado de síntomas como el dolor, lo que sí requeriría de una evaluación más detallada por parte de un especialista.
Al igual que ocurre con la primera menstruación, la aparición del botón mamario varía en función de la persona, aunque suele ocurrir entre los 8 y los 13 años en las niñas, siendo la media habitual a los 11 años. En el caso de los niños, la aparición del botón mamario a los 8 años puede ser demasiado temprana, siendo más habitual que aparezca entre los 9 y los 14 años.
Eso sí, este rango de edad puede variar dependiendo de la naturaleza de cada menor, de factores genéticos, nutricionales y ambientales que influyen en el inicio de esta etapa de maduración.
Llamaríamos telarquia precoz, o desarrollo mamario precoz a la aparición del botón mamario antes de los 8 años y en ausencia de otros signos de pubertad. En este caso sería conveniente consultar con el pediatra o incluso con el ginecólogo especializado en desarrollo puberal y adolescencia.
La aparición del botón mamario no es más que un primer paso en esta transformación, ya que el desarrollo mamario continúa hasta los 17 o 20 años de edad. Sin embargo, debemos decir que el mayor crecimiento suele darse a lo largo de los primeros años.
No hay unos valores estandarizados, ya que este proceso es muy personal. Durante la adolescencia, el pecho experimenta diferentes etapas de crecimiento, todas altamente influenciadas por los distintos cambios hormonales que se dan en el organismo. De hecho, además de los factores genéticos, detalles como la nutrición y el estado general de salud también juegan un papel importante en el desarrollo mamario, en este punto es importante remarcar que vivimos una época con un despunte importe de obesidad en los niños y adolescentes y existe una clara relación entre el grado de obesidad (dado por el nivel de Índice de Masa Corporal) y un inicio precoz de la pubertad.
Además, una vez alcanzada la madurez sexual completa, es posible que el tamaño y la morfología del pecho sigan presentando cambios debido a los cambios en el peso corporal, los embarazos, la lactancia y otros cambios hormonales que se dan a lo largo de la vida.
La primera menstruación suele presentarse unos dos años después de la aparición de la telarquia, botón mamario, aparece en el estadio puberal Tanner IV. El pico máximo de crecimiento observado durante la pubertad es algo más temprano en las niñas, entre el estadio puberal Tanner II y III, precediendo a la menarquia, Tras la primera menstruación, el crecimiento en altura de una niña puede continuar, pero a un ritmo más lento. Desde el comienzo de Tanner II hasta alcanzar la talla adulta, las niñas crecen entre unos 20 y 25 cm de media.
Concretamente, lo normal es que pueda darse un crecimiento de entre 4 y 12 centímetros, aunque lo normal es que se limite a 6-7 centímetros, aunque pueden darse excepciones.
Lo normal es que dicho crecimiento se produzca dentro de los 2 años posteriores a la menstruación, aunque su velocidad disminuye de forma considerable en comparación con la fase prepuberal. Por supuesto, gran parte de cuánto crezca una niña después de la regla dependerá de su herencia genética, aunque también influyen aspectos como mantener una dieta adecuada y un estilo de vida saludable.
Ahora bien, independientemente de cuáles sean los cambios experimentados por las menores, es imprescindible prestar apoyo en la educación sobre los cambios corporales y emocionales durante la pubertad para promover una transición saludable hacia la edad adulta.
Debido a la alta demanda de información en la época actual y las múltiples fuentes donde podemos buscarla, es conveniente que ante cualquier duda, o necesidad de información se consulte adecuadamente tanto con el pediatra como con el ginecólogo, especialmente en las unidades que existen actualmente de ginecología de la adolescencia, donde además de explicarles el proceso del desarrollo puberal podemos darles información, resolver dudas y aconsejar sobre hábitos de salud, tan importantes en la época de desarrollo y pubertad, no olvidemos que se trata de la transición de la edad infantil a la edad adulta.
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